Las fronteras de todos los países se han desplazado a lo largo de los tiempos y por motivos y circunstancias de todas clases, pero los fanáticos se empeñan en señalar y exalzar únicamente el momento histórico que les interesa o les conviene para defender su postura patriótica, aunque para ello hayan de ningunear hechos y circunstancias que contraríen sus deseos o intereses.
Lo que no se puede hacer de ninguna manera es interpretar la historia con un fín, porque ésta es la descripción de los hechos ocurridos nos gusten o no. Para los casos en los que los acontecimientos fueron descritos de forma subjetiva o tendenciosa, tenemos medios para su autenticación como la comparación de otros textos, la investigación y la perspectiva del tiempo.
El que interpreta de forma subjetiva, no describe la historia, el que describe la historia con algún sentimiento o interés implícito, no es digno de crédito.
Igual de cierto es que España fue Íbera, musulmana y romana entre otras muchas influencias como la judía, la francesa, la inglesa en Menorca etc... y aún hoy, no es totalmente independiente porque es parte de la Comunidad Europea.
Es lícito pensar que se es diferente por circunstancias históricas (que también moldean el carácter del ciudadano), por defender unas costumbres ancestrales, por el sentimiento de comunidad etc., pero de eso, a formalizar barreras físicas y políticas entre otras, para consolidar estos sentimientos hay una gran diferencia.
Extraño sentimiento el independentista, en tiempos en los que es sobradamente sabido que la unión y la solidaridad son el camino de la prosperidad. Tiempos en los que la cuestión territorial más preocupante es la salud del Planeta en el que vamos todos y su degradación nos afectará a todos sin distinciones particulares.