Ferran Adrià, un artista culinario

    El arte tiene muchas y diferentes definiciones y probablemente todas ciertas. A mi entender, el arte es la capacidad de crear, de hacer bien las cosas en una dimensión virtuosa, de conseguir lo que realmente se pretende.

    En mi escepticismo, el arte lo es o no, dependiendo de quien lo haga o quien lo juzgue.

    Según esto, el señor Ferran Adrià, gran profesional de la cocina, sí es un artista, y es más: un innovador del arte culinario, lo cual, es más admirable aún, pues el mérito es mayor en los pioneros, aquellos que evolucionan o reinventan un concepto.

    En una búsqueda de sensaciones extraordinarias, experimenta con la técnica y la combina con la estética: crea productos y texturas nuevas, mezcla sabores de forma atrevida, y la presentación de los platos y el cuidado de los detalles pueden entrar en una dimensión artístico-pictórica.

    Con esta persecución de lo inusual, crea un concepto nuevo, una nueva visión, comparable a la aparición de los nuevos estilos artísticos como lo fueron en su momento, el cubismo, el puntillismo o el impresionismo.

      Puede que sí, que el señor Adrià sea un artista, pero también es arte, la fabada de mi abuela o las croquetas de mi madre.