La libertad imposible

La libertad de cada uno acaba donde empieza la del prógimo. Esta es una de las grandes y categóricas verdades de la humanidad y que todos deberían tener en cuenta. Sin embargo, en el sistema actual de sociedad: la Ley, se empeña en recordarnos que no, no podemos ser libres aunque no molestemos a nadie.

Fijaros en que está casi todo prohibido, menos el pensamiento y algunas pocas cosas más (pero sólo dentro de tu casa). Fijaros en que hay muchas más leyes para que no abusemos de nuestros derechos (de libertad), que para defenderlos.

Puede que, a grandes resgos, la mayoría de las leyes estén hechas para protegernos de los demás, cuidar la conviencia, el entorno... para que nadie se pase de listo con las normas y las obligaciones de participar en la sociedad (que casi siempre es dar más de lo que se recibe), pero, el grado de prohibición al que se ha llegado es muy muy opresor.

Si no te multan a diario por infracciones de circulación, de conducta o actuación ilegal (muchas veces sin saberlo), no es porque no las cometas, es porque no te ven, pero tampoco cuando entran a robar en tu casa o matan a un amigo.

No creas que eres más libre si vives en la montaña o en una lejana aldea. Disfrutando de la "libertad", te vas a echar la siesta bajo un árbol y un guarda forestal te puede amonestar por estar en una propiedad particular, por que la pajita que llevas en la boca es de una especie protegida o que eres cómplice del mercado ilegal por llevar ropa de imitación de una conocida marca...

Sólo te puedes esconder donde a la Ley no le apetece llegar.